Han tenido lugar las elecciones para diputados provinciales y -¿cómo no?- han resultado elegidos una multitud de partidarios del Gobierno. Es la historia de siempre: ¿Que mandan los liberales? Pues la mayoría, liberal será. ¿Que mandan los conservadores? Pues no haya cuidado, que conservadores serán la mayor parte de los elegidos.
Las elecciones, según la ciencia del Derecho Político, responden a la opinión del país. Y muy voluble deber ser dicha opinión, cuando en el intervalo de pocos años, a veces de meses, se manifiesta ya liberal, ya demócrata, ya conservadora. La observación no da lugar a duda: o somos muy veletas los españoles o... Pero aguarden ustedes, que la explicación de todo está en la pureza del sufragio, en la sinceridad electoral.
Público y notorio es (toda la prensa lo dice) que pocos días antes de las elecciones, dijo el Presidente del Consejo de Ministros, que era necesario el triunfo de sus partidarios, que encomendaba el negocio al conde de Romanones y que estando el asunto en manos tan hábiles, la victoria era segura.
Es de suponer que el conde no habrá ido en tan poco tiempo a cambiar la opinión predominante del cuerpo electoral...
¡Dios mío, cuánta farsa!
Si al fin y a la postre ha de ser diputado aquel que le de la gana al Gobierno ¿para qué la elección? Para esto ¿no es preferible mil veces un régimen absoluto?
Tendría la ventaja de la virtud de la franqueza, cuanto menos.
La Escuadra española ha estado estos días pasados en Valencia. Banquete al canto. Después ha ido a Tarragona. Ignoro si ha habido banquete. De Tarragona ha pasado a Barcelona y allí el ayuntamiento ha acordado celebrar festejos en honor a nuestros marinos. Y aunque no se el programa de dichos festejos, casi tengo por seguro que les darán otro banquete... No es que a mi me sepa mal que se obsequie a los marinos españoles. ¡Todo lo contrario! Lo que siento en el alma es que me les estropeen el aparato digestivo con tanta comilona.
Los pobres no van a ganar bastante para bicarbonato.
Conversación oída al azar:
- En Barcelona han salido triunfantes en las últimas elecciones cuatro candidatos lerrouxistas.
- ¡Pero hombre! Después de una cosa tan clara como lo de la cal, el yeso, el cemento y el agua potable ¿todavía tiene Lerroux quien le siga?
- Claro. Mientras haya borregos ha de haber pastores que les esquilen la lana y carniceros que los sacrifiquen y desuellen. Es ley natural...
Antes teníamos la seguridad de que cuando muriésemos se nos dejaría vivir en paz. Hoy no sucede lo mismo. El señor Canalejas y sus ministros, quieren meterse con los muertos. Cuando pasen dos o tres años de la defunción de una persona, se desenterrará su cadáver y al horno con él.
Por supuesto que esta medida se adopta por razones de higiene. Ahora bien: quien tenga dinero para procurarse un sepulcro, puede morir descansado, que no se le molestará para nada. El rico no atenta contra la salud pública. El pobre, en toda ocasión.
¡Pero señor Canalejas! ¿Por qué quiere usted asar a los muertos? ¿Es que no hay bastante con quemar y requemar la sangre a los vivos?
Copio de "Paria Chica", revista semanal de Mahón:
"La Academia Francesa ha concedido un premio de mil francos al venerable y anciano sacerdote señor Roudon, dedicado hace cincuenta años a dirigir la casa de beneficencia de Remmes y el Orfelinato de dicha ciudad.
Lo mismo que Lerroux, Iglesias, etcétera, sacrificados los pobrecitos por el bien de sus semejantes, tundndo casas de banca y teniendo automóviles de los mejores, etcétera, etcétera."
Portugal es la nación de las delicias. Desde que se ha implantado la república se está poco menos que en la gloria, porque hay libertad de imprenta, de asociación, se pueden emitir libremente las ideas, a nadie se persigue por sus opiniones, etcétera.
Pero como toda regla ha de tener su excepción, no habrá libertad para lo que huela a incienso. Los entierros se verificarán sin acompañamiento de sacerdotes, cofradía, ni emblemas religiosos. Los párrocos serán obligados a expedir sin retribución alguna los documentos que les pidas sus feligreses y vestirán de paisano. Quedará prohibido circular por las calles a pie con el Viático para los enfermos... Las mujeres públicas y demás gente de mal vivir, se molestarían. Y conviene que no se disgusten.
¡Cáscaras! Si que progresa Portugal.
La salud de Montero Ríos es preciosa... para su familia. Comprendo que siendo el pobre tan viejo y encontrándose tan delicado, se debe cuidar ¿no es verdad, lector? Pero lo que no comprendo es que sus cuidados los tengamos que pagar todos los españoles. Nada menos que ocho mil pesetas cuesta la mampara, vitrina o escaparate que se ha instalado en el Senado para resguardar la preciosa existencia del vejete. ¿Por qué no le pagan el artefacto sus afortunados yernos? Ellos tienen obligación, que no nosotros.
Si la temperatura del Senado era insoportable para don Eugenio, en casa hubiera estado muy bien.
Al fin y al cabo, para lo que nos sirve...
La prensa sectaria dice que los católicos no somos españoles, puesto que obedecemos las órdenes del Pontificado, que es un poder extranjero. Esto querra decir que los liberales y republicanos no obedecen a un poder extranjero siguiendo las indicaciones de la masonería.
También querrá decir que no fueron amantes de su Patria los cristianos Jaime el Conquistador, Don Juan de Austria, Felipe II, los Reyes Católicos, Pelayo y tantos y tan buenos capitanes de mejores tiempos.
Sin embargo, a mí me parece que cualquiera de ellos era un poquito más patriota, pongo por caso, que Azzati, a pesar de haberse naturalizado en España.
Es cuestión de opiniones.
Mañana es San José, Patrón de la Iglesia universal, de todo el mundo católico. Y siendo España profundamente católica, claro es que será Patrón de España de una manera especial.
¿Habrá santo más simpático? En nuestra patria abundan los Pepes. A cada paso se tropieza con un Pepe, cuando no con una Pepa, sobre todo en nuestra región levantina.
Lo único que siento es que se llame Pepe el Presidente del Consejo de Ministros.
¡Oh, tú, San José, protector de la Iglesia universal!: ¿Cómo consientes que lleve tu bendito nombre un opresor de la Esposa de Cristo? Parece mentira que tú, que tanto...
No quiero continuar, no sea que, movido de mi buen celo, espete alguna herejía y lo eche a perder. Dios ya sabe por qué permite tales cosas.
Y para terminar, señores del día ¡vaya por ustedes!:
A los abundantes Pepes
y a las Pepas infinitas.
lo mismo que a los Pepitos
y al igual que a las Pepitas,
les saludo cordialmente
y les deseo, en verdad,
pasen su día repletos
de pura felicidad.
ROBERTO
18 de marzo de 1911 Publicado en "Revista de Gandia"
Las elecciones, según la ciencia del Derecho Político, responden a la opinión del país. Y muy voluble deber ser dicha opinión, cuando en el intervalo de pocos años, a veces de meses, se manifiesta ya liberal, ya demócrata, ya conservadora. La observación no da lugar a duda: o somos muy veletas los españoles o... Pero aguarden ustedes, que la explicación de todo está en la pureza del sufragio, en la sinceridad electoral.
Público y notorio es (toda la prensa lo dice) que pocos días antes de las elecciones, dijo el Presidente del Consejo de Ministros, que era necesario el triunfo de sus partidarios, que encomendaba el negocio al conde de Romanones y que estando el asunto en manos tan hábiles, la victoria era segura.
Es de suponer que el conde no habrá ido en tan poco tiempo a cambiar la opinión predominante del cuerpo electoral...
¡Dios mío, cuánta farsa!
Si al fin y a la postre ha de ser diputado aquel que le de la gana al Gobierno ¿para qué la elección? Para esto ¿no es preferible mil veces un régimen absoluto?
Tendría la ventaja de la virtud de la franqueza, cuanto menos.
La Escuadra española ha estado estos días pasados en Valencia. Banquete al canto. Después ha ido a Tarragona. Ignoro si ha habido banquete. De Tarragona ha pasado a Barcelona y allí el ayuntamiento ha acordado celebrar festejos en honor a nuestros marinos. Y aunque no se el programa de dichos festejos, casi tengo por seguro que les darán otro banquete... No es que a mi me sepa mal que se obsequie a los marinos españoles. ¡Todo lo contrario! Lo que siento en el alma es que me les estropeen el aparato digestivo con tanta comilona.
Los pobres no van a ganar bastante para bicarbonato.
Conversación oída al azar:
- En Barcelona han salido triunfantes en las últimas elecciones cuatro candidatos lerrouxistas.
- ¡Pero hombre! Después de una cosa tan clara como lo de la cal, el yeso, el cemento y el agua potable ¿todavía tiene Lerroux quien le siga?
- Claro. Mientras haya borregos ha de haber pastores que les esquilen la lana y carniceros que los sacrifiquen y desuellen. Es ley natural...
Antes teníamos la seguridad de que cuando muriésemos se nos dejaría vivir en paz. Hoy no sucede lo mismo. El señor Canalejas y sus ministros, quieren meterse con los muertos. Cuando pasen dos o tres años de la defunción de una persona, se desenterrará su cadáver y al horno con él.
Por supuesto que esta medida se adopta por razones de higiene. Ahora bien: quien tenga dinero para procurarse un sepulcro, puede morir descansado, que no se le molestará para nada. El rico no atenta contra la salud pública. El pobre, en toda ocasión.
¡Pero señor Canalejas! ¿Por qué quiere usted asar a los muertos? ¿Es que no hay bastante con quemar y requemar la sangre a los vivos?
Copio de "Paria Chica", revista semanal de Mahón:
"La Academia Francesa ha concedido un premio de mil francos al venerable y anciano sacerdote señor Roudon, dedicado hace cincuenta años a dirigir la casa de beneficencia de Remmes y el Orfelinato de dicha ciudad.
Lo mismo que Lerroux, Iglesias, etcétera, sacrificados los pobrecitos por el bien de sus semejantes, tundndo casas de banca y teniendo automóviles de los mejores, etcétera, etcétera."
Portugal es la nación de las delicias. Desde que se ha implantado la república se está poco menos que en la gloria, porque hay libertad de imprenta, de asociación, se pueden emitir libremente las ideas, a nadie se persigue por sus opiniones, etcétera.
Pero como toda regla ha de tener su excepción, no habrá libertad para lo que huela a incienso. Los entierros se verificarán sin acompañamiento de sacerdotes, cofradía, ni emblemas religiosos. Los párrocos serán obligados a expedir sin retribución alguna los documentos que les pidas sus feligreses y vestirán de paisano. Quedará prohibido circular por las calles a pie con el Viático para los enfermos... Las mujeres públicas y demás gente de mal vivir, se molestarían. Y conviene que no se disgusten.
¡Cáscaras! Si que progresa Portugal.
La salud de Montero Ríos es preciosa... para su familia. Comprendo que siendo el pobre tan viejo y encontrándose tan delicado, se debe cuidar ¿no es verdad, lector? Pero lo que no comprendo es que sus cuidados los tengamos que pagar todos los españoles. Nada menos que ocho mil pesetas cuesta la mampara, vitrina o escaparate que se ha instalado en el Senado para resguardar la preciosa existencia del vejete. ¿Por qué no le pagan el artefacto sus afortunados yernos? Ellos tienen obligación, que no nosotros.
Si la temperatura del Senado era insoportable para don Eugenio, en casa hubiera estado muy bien.
Al fin y al cabo, para lo que nos sirve...
La prensa sectaria dice que los católicos no somos españoles, puesto que obedecemos las órdenes del Pontificado, que es un poder extranjero. Esto querra decir que los liberales y republicanos no obedecen a un poder extranjero siguiendo las indicaciones de la masonería.
También querrá decir que no fueron amantes de su Patria los cristianos Jaime el Conquistador, Don Juan de Austria, Felipe II, los Reyes Católicos, Pelayo y tantos y tan buenos capitanes de mejores tiempos.
Sin embargo, a mí me parece que cualquiera de ellos era un poquito más patriota, pongo por caso, que Azzati, a pesar de haberse naturalizado en España.
Es cuestión de opiniones.
Mañana es San José, Patrón de la Iglesia universal, de todo el mundo católico. Y siendo España profundamente católica, claro es que será Patrón de España de una manera especial.
¿Habrá santo más simpático? En nuestra patria abundan los Pepes. A cada paso se tropieza con un Pepe, cuando no con una Pepa, sobre todo en nuestra región levantina.
Lo único que siento es que se llame Pepe el Presidente del Consejo de Ministros.
¡Oh, tú, San José, protector de la Iglesia universal!: ¿Cómo consientes que lleve tu bendito nombre un opresor de la Esposa de Cristo? Parece mentira que tú, que tanto...
No quiero continuar, no sea que, movido de mi buen celo, espete alguna herejía y lo eche a perder. Dios ya sabe por qué permite tales cosas.
Y para terminar, señores del día ¡vaya por ustedes!:
A los abundantes Pepes
y a las Pepas infinitas.
lo mismo que a los Pepitos
y al igual que a las Pepitas,
les saludo cordialmente
y les deseo, en verdad,
pasen su día repletos
de pura felicidad.
ROBERTO
18 de marzo de 1911 Publicado en "Revista de Gandia"
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