domingo, 28 de enero de 2007

EL PATRIOTISMO DE LERROUX


Lerroux, el sargento desertor, es patriota. Pero con un patriotismo tan delicado, tan susceptible y tan especialmente raro, que las graves ofensas y los grandes latrocinios contra la Patria, no le conmueven. Y en cambio, encienden su sangre incidentes tan secundarios como el olvidado asunto de las Carolinas. El inicuo despojo de Cuba y Filipinas, que tanta sangre, lágrimas y dinero costó a España, eso... no fue más que una graciosa travesura de los hidalgos yanquis, que bien merece nuestro perdón y hasta nuestro reconocimiento. Y la protección que material y diplomáticamente prestó por aquel entonces la Gran Bretaña a los Estados Unidos, ¡ah! también es digna de agradecimiento eterno. Lo mismo que sus insultos y burlas cuando nos vio vencidos y humillados. Y lo mismo que todo lo que Inglaterra ha hecho siempre por nosotros a través de la Historia. Díganlo, si no, Trafalgar y Gibraltar, la distanciación en que viven Madrid y Lisboa, no obstante ser ambos de la misma península; y lo desmedrado de nuestra flota de guerra, a cuyo engrandecimiento se opuso siempre, con serias amenazas, el Gobierno de la rubia Albión.
Inglaterra, Francia y Norte-América deben ser las niñas de nuestros ojos, a pesar de las desgarraduras que han producido, producen y procuraran producir en el manto señorial de España. Luchemos por quien nos insulta, sacrifiquémonos por quien nos abofetea y muramos por quien nos asesta hondas puñaladas traidoras. ¡Eso es lo noble! ¿No es España la patria del Quijote? ¿No es este un viejo solar de bravos caballeros? Pues a reñir batallas sin otro fruto ni recompensa que el menguado honor de combatir contra quienes jamás nos perjudicaron y en pro de los que en todo tiempo han odiado el nombre y grandeza de nuestra Patria y hoy día detentan pedazos del suelo español...
Así piensa Lerroux, según no hace muchos días manifestó en el Congreso. En otro tiempo, toda acción guerrera le hubiese parecido un crimen. Hoy no.
¿Cuánto le habrá valido su cambio de parecer?

ROBERTO 25 de febrero de 1917 Revista de Gandia

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