viernes, 19 de enero de 2007

DE TODO UN POCO (7)

Como buen patriota, los asuntos de Marruecos me preocupan, pero de tal manera que cada árbol me parece un cabileño. Y quien dice árbol, dice también guarda-cantón, bulto o cualquiera otra cosa.
Son innumerables las zozobras y sustos que llevo experimentados por dicha preocupación...
El día primero de mayo, sin ir más lejos, oí unas voces estentóreas hacia el Paseo de las Germanías. Unos cuantos hombres rugían formidablemente, agrupados alrededor de una bandera, cuyo color me puso los pelos de punta: ¡una bandera roja!
- No cabe duda –exclamé- ¡ya están ahí! ¡Ellos son!
Pero un amigo me dijo:
- Tranquilízate. Son los socialistas que vuelven de su paella.
Respiré y me expliqué perfectamente el timbre ronco de sus voces.
Y al pasar con su bandera por delante de donde yo estaba, no pude menos de mirar aquella enseña colorada, idéntica en todo a la bandera del Imperio del Mogreb y exclamar meditabundo:
- Ahora comprendo por qué se oponen estos hombres a que intervengamos en Marruecos...

Y ya que tratamos de socialistas, bueno será hacer constar que en Francia no se ha podido celebrar la fiesta del primero de mayo. El Gobierno no la ha consentido. Ha habido protestas, colisiones, zurras y heridos.
¡Si llegan a pasar esas cosas en España!... ¡Cómo nos hubieran puesto los franceses! No quiero ni pensarlo. Nos hubieran llamado cafres, ignorantes, despóticos, etcétera, etc. Pero no: gracias a Dios les hemos dado en este año una lección de progreso a nuestros vecinos los franceses.
Aunque hay que confesar que somos unos tontos. ¿Por qué no organizamos una manifestación en contra de la conducta del Gobierno francés? Claro que sería meternos en lo que no nos importa; pero ¿qué, acaso, los franceses no hacen lo mismo con nosotros?
Sería de ver la cara que pondrían.

Copio de "Gaceta de Cataluña" que es uno de los periódicos que más sal gastan:
"Un diario dice que a la corrida de toros de Sevilla asistieron Romanones, Lerroux y el Vivillo. ¿Iban juntos?"
¡Bravo, colega!

De "Gaceta de Cataluña" también:
"En Motril hubo un motín por lo del precio de la caña de azúcar; y dice un telegrama: =Un grupo numeroso emborronó con pintura negra la lápida conmemorativa del nombramiento del señor Canalejas como hijo adoptivo de Motril.=
Pero ¿cómo se les ocurrió a los motrileños nombrar hijo adoptivo a Canalejas?
O son unos guasones o unos inocentes.
A Canalejas no puede adoptarle más que alguna logia masónica."

A los repartidores de las hojitas de Nákens les ha pasado una cosa buena. Fueron condenados por el Juez Municipal de Manresa a pagar veinticinco pesetas de multa. Como es muy natural, no se conformaron a sacar los cuartos del bolsillo, cosa ¡ay! bien amarga en estos tiempos de carestía. Y apelaron al Juzgado de Primera Instancia, mejor dicho, de Instrucción, en espera demás indulgente sentencia. Pero ¡que si quieres! Este Juez, no solo no les perdonó los cinco duros, sino que les condenó a sacar otros diez más a cada uno.
Ahora que sigan repartiendo hojitas si les place.

En Inglaterra se ha prohibido por Real Orden el uso de la falda-pantalón.
Parecerá así, a primera vista, una Real Orden algo draconiana, impropia de un país libre; pero si profundizamos un poco, veremos que está inspirada en un alto sentido práctico. Porque díganme ustedes: Si en Inglaterra las mujeres, llevando faldas como llevan ahora, ya quieren votar y entrometerse en la vida política y arman cada manifestación femenina que tiembla Londres entero ¿qué harían si se vieran con los pantalones puestos? ¿No es verdad que no quedaría un inglés ni para un remedio?
Por eso el Gobierno inglés ha dicho:
- ¡Alto, súbditas! En casa os podréis poner los pantalones si a tanto alcanza vuestro influjo; pero lo que es en la calle ¡quiá! No pasamos por tal vergüenza.
Lo que tendría que ver es una protesta de treinta o cuarenta mil sufragistas, todas con pantalones y todas fumando y atusándose sendos bigotes.
Que de todo son capaces.

El maestro Vega no ha podido obrar mejor de lo que lo ha hecho, mandando al traste a la Banda Municipal de Música de Valencia.
Cualquiera se encontrará ahora que esté dispuesto a aguantar a la mayoría lerrouxista del ayuntamiento valenciano.
Nada menos que mil pesetas le pedían al pobre director de la banda para emplearlas ellos en lo que tuvieran por conveniente. Pero al maestro Vega no le dio la gana, e hizo muy bien, de soltar ni una peseta. Porque lo que él diría:
- Os creéis vosotros que yo me he quemado las cejas estudiando toda mi vida, para entregaros doscientos duros, así, sin más ni más. ¡Vamos, hombre! Ni dos reales...
Esta respuesta fue la causa de muchos disgustos y muchos sinsabores sufridos por el eminente maestro.
¡Carape con los republicanetes y qué procedimientos gastan!:
- ¡La bolsa o la vida!
Lo triste es que todos no son como el maestro Vega, que se ha podido emancipar de ellos cuando ha querido.

ROBERTO
6 de mayo de 1911 Revista de Gandia
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